¿Tener un alto cociente intelectual es sinónimo de felicidad? Según el título del excelente libro de la psicóloga francesa, Jeanne Siaud-Facchin, “Demasiado Inteligente para ser Feliz” parece que felicidad y superdotación no caminan a la par… Vamos a ver si tener un alto cociente intelectual no permite ser feliz.
Primero, debemos definir lo que es la felicidad. Existen varias definiciones, como por ejemplo: “Estado de ánimo de la persona que se siente plenamente satisfecha por gozar de lo que desea o por disfrutar de algo bueno” o “La felicidad es una emoción que se produce en un ser vivo cuando cree haber alcanzado una meta deseada”. Difícil entonces de definir la felicidad, pero todos reconocen que es una emoción interna subjetiva a la vez de satisfacción y de alegría.
Aunque la persona con alto cociente intelectual parece tener todas las capacidades para sentir felicidad, los estudios demuestran que es lo contrario. ¿Cómo explicar esa paradójica entonces?
La paradójica de la inteligencia y de la felicidad
El psicólogo polaco, Kazimierz Dabrowski generó la teoría que “si la inteligencia es una fuerza con la dosis normal, se convierte en un veneno en los extremos”. Parece que está cerca de la verdad porque generalmente, un adulto superdotado sufre de un desajuste con el mundo y la sociedad. Una gran mayoría de las personas con alto CI sufren de episodios de depresión, de ansiedad, de melancolía y de poca satisfacción de su vida en general.
Con un IQ de 130 o más, el desfase con las demás personas puede ser bastante importante. Centros de interés distintos, dificultades de integración, aburrimiento, sensibilidad superior, incomprensión, sensación de soledad, etc. La comprensión de cómo funciona el mundo, sus falsos valores, su elevada autocrítica y sus deseos de perfección son también factores que participan en crear infelicidad en el superdotado intelectual haciendo de los altos cocientes intelectuales retardados en la felicidad…
¿Superdotación sinónimo de ansiedad y depresión?
Estudiar la felicidad parece muy difícil pero, los psicólogos han desarrollado métodos variados para hacerse una idea del bienestar y de la satisfacción de la vida.
El estudio basado en los trastornos
Una de las técnicas consiste en estudiar los trastornos estadísticamente enlazados con la ausencia de felicidad. Y los hechos están aquí; encontramos muchos más casos de depresión, ansiedad, melancolía en los superdotados intelectuales que en el resto de la población. La inteligencia superior es generador de ansiedad y tiene un impacto negativo en la felicidad.
El estudio basado en la sensación de bienestar
Según los estudios que se enfocan en la sensación de bienestar, tenemos que esa sensación esta enlazada con la inteligencia. A mayor inteligencia, mayor sensación de bienestar… excepto cuando llegamos a los alto CI donde la curva se invierte. La inteligencia es factor de bienestar hasta cierto punto y es una discapacidad en sus extremos. Los estudios muestran, además, que esto es aún más cierto en los superdotados intelectuales no detectados.
¿Un falso sentimiento de incomprensión?
Según el psicólogo y matemático francés, Nicolas Gauvrit, la mayor queja de los superdotados que consultan es que se sienten incomprendidos y no entienden a los demás. Lo sienten a todo nivel, en la familia, en el trabajo y en la sociedad. Describen una gran dificultad a integrarse en la sociedad y a adaptarse a los modelos erigidos como ideales y sufren también de rechazo.
El psicólogo emite la idea que no es la incomprensión que les hace sufrir, sino más bien la dificultad de realizar un enlace con las demás personas. Para realizar enlaces, el superdotado tiene que adaptarse a los modelos de la sociedad que son, muchas veces, normas que no le gustan. Eso puede generar un sentimiento de soledad y la convicción de ser extranjero en este mundo, inadaptado socialmente y adopta un reflejo de usar su sufrimiento como una armadura.
Ser feliz siendo superdotado: abandonar el sufrimiento y reconsiderarse
Para Nicolas Gauvrit, para sentirse feliz cuando eres superdotado, hay que aprender a dejar el sufrimiento, como cuando abandonamos una casa, depositarla como depositamos las armas y reconsiderarse. No reconsiderarse como un ser excepcional sino como un ser diferente, capaz de reconciliarse con el mundo tan complicado como parece y capaz de hacer enlaces esenciales al equilibrio de todos, individuos normales o superdotados.
La sensación de soledad es muy tenaz en las personas con alto cociente intelectual. El psicólogo explica que lo primero que hay que realizar es tratar de reparar su parte de responsabilidad en esa soledad aunque exista desde la niñez. Esa soledad es, en muchos casos, deseada y buscada pero hay que entender que tener aislamiento afectivo no es la solución. El francés explica también que es importante encontrarse consigo mismo.
La alta inteligencia no es ni un veneno ni una vacuna para la felicidad
La inteligencia alta, genera mucha infelicidad en los superdotados. Los estudios lo demuestran. Pero, según las conclusiones del psicólogo Nicolas Gauvrit, la superdotación intelectual no debe ser sinónimo de ausencia de felicidad ni de bienestar si se toma la precaución de hacer un trabajo en sí mismo.
Y para terminar… el hombre más feliz del mundo
Según un estudio médico realizado, el hombre más feliz del mundo es un superdotado francés llamado Matthieu Ricard. Ingeniero de formación y doctor en genética celular, Matthieu Ricard tenía un trabajo envidiado en una prestigiosa empresa francesa. Pero, como muchos superdotados, a pesar de su éxito y de su vida sin problemas económicos, Matthieu sentía que algo no estaba bien. No se reconocía en las valores del mundo en cual estaba y sufría de muchos problemas típicos de los superdotados y no era feliz.
Así, un día, el francés decidió abandonar todo e ir a Nepal a un monasterio budista. Tras practicar la meditación, el ex ingeniero ha desarrollado capacidades para la felicidad fuera de lo común. El neurobiólogo británico, Richard Davidson, ha estudiado a Matthieu Ricard usando electro encefalogramas y ha descubierto que el francés produce un nivel de ondas gamma (enlazadas con la conciencia, la atención y la memoria) nunca visto en la literatura científica. Según el médico británico, la actividad de su cerebro mientras medita le produce una capacidad totalmente fuera de lo normal de felicidad. El neurobiólogo decidió entonces atribuirle el nombre de “el hombre más feliz del planeta”. Matthieu Ricard a escrito varios libros que recomiendo: “En defensa de la felicidad”, “Tres amigos en busca de la sabiduría”, “En defensa del altruismo” o “El monje y el filósofo”.