Muchas veces consideramos nuestro vientre como algo secundario y nuestro intestino como algo repulsivo, algo que sirve simplemente para digerir alimentos. Aunque pueda parecer sorprendente, nuestro vientre cumpliría las funciones de un segundo cerebro similar al de una mascota. Efectivamente, tenemos alrededor de 200 millones de neuronas repartidas a lo largo de nuestro tubo digestivo ¡Similar a la cantidad de neuronas en el cortex de un perro! Si pensamos que un perro es inteligente entonces es lógico pensar que nuestro vientre también lo sea.
Realizaremos un extraordinario viaje a las entrañas de nuestro segundo cerebro sensible.
El vientre participa de la gestión de nuestras emociones
Los científicos han descubierto recientemente lo que el sentido común sabía desde hace mucho tiempo. Los enamorados sienten mariposas en el estomago, los estresados tienen un nudo en el vientre, los cobardes no tienen tripas, tomamos, a veces, decisiones de manera visceral y podemos tener el miedo en el vientre. Todas estas expresiones son las sensaciones de que podemos tener algo más en el vientre que un sistema digestivo. Pero, ¿qué relación tiene nuestro cerebro con nuestro vientre? Al observar detenidamente, nuestros dos cerebros tienen algo de parecido.
El segundo cerebro no es lo que pensamos
Para los científicos, la evolución de la especie ha permitido tener dos cerebros separados. La razón, según éstos, es que hemos deslocalizado una parte de las actividades en el vientre como, por ejemplo, la digestión.
El proceso de convertir alimentos en moléculas capaces de alimentar nuestro cuerpo en energía es muy complejo. Mientras el cerebro inferior se enfoca en esa tarea, el cerebro superior se disponible para otras. Para el Dr. Michel Neunlist, experto francés en enfermedades del aparato digestivo, el segundo cerebro sería en realidad el primero, el cerebro original. El científico explica que los organismos multicelulares básicos estaban compuestos solamente de un tubo digestivo donde se desarrolló el sistema nervioso.
El Dr. Neunlist argumenta que nuestro cerebro superior se formó con la evolución de las especies con el objetivo de alimentarnos mejor. La aparición del cerebro superior coincide con la aparición de los ojos y oídos en las especies. Según el experto, cuando nuestros ancestros empezaron a domesticar el fuego y usarlo para cocinar alimentos, este fue un cambio importante. Cocinar alimentos es como una pre-digestión. Como el cerebro inferior ha tenido menos trabajo que realizar, el cerebro superior ha podido desarrollarse y aumentar de tamaño de manera muy notable. Nuestro cerebro superior se desarrolló y pudo así pensar en otras cosas, no solo en comer.
¿Pensar por un lado y digerir por otro?
La realidad es más compleja. Primero, porque esos dos cerebros están en comunicación permanente y segundo, porque cerebro y vientre usan de los mismos neuro-transmisores. Sería como el lenguaje de las neuronas, para entenderse. La serotonina es uno de esos neurotransmisores y 95% de la serotonina es producida en nuestro vientre. Esta serotonina producida por el vientre es usada en parte por el cerebro inferior y otra parte por el cerebro superior, sobretodo en la gestión de las emociones.
Esos dos cerebros se comunican no solamente a través de un nervio sino también a través de la sangre por cual fluye la serotonina. Sabíamos que nuestras emociones influyen en nuestro vientre, sabemos ahora también que nuestro vientre influye en nuestras emociones.
El síndrome del colon irritable nos enseña cosas
El síndrome del colon irritable es bastante común. Una de cada diez personas sufre de esta dolencia que se traduce en dolores severos y trastornos del tránsito. Los médicos no encuentran anomalías orgánicas en los exámenes que realizan. A la luz de los descubrimientos sobre nuestro segundo cerebro, los médicos piensan ahora que este síndrome surge de un problema de comunicación entre esos dos cerebros.
Los expertos han demostrado que las personas que sufren del síndrome del colon irritable tienen las neuronas del intestino más activas que en personas sanas. El estrés o traumatismos serían responsables de esa hiperactividad de las neuronas del intestino. Los científicos empiezan ahora a entender la comunicación entre nuestros dos cerebros.
¿El inconsciente se encuentra en el vientre?
Los sueños son muy sensibles a las emisiones de serotoninas que se producen mientras dormimos. El inconsciente, descubierto en la antigüedad y redescubierto por Sigmund Freud, podría ser localizado en nuestro vientre. Nuestro consciente no percibe la comunicación entre el cerebro del vientre y el cerebro superior. Pero, el cerebro inferior puede cambiar la percepción de nuestro mundo, nuestra capacidad de pensar de manera positiva y de generar depresión, todo esto de manera inconsciente.
Nuestro cerebro inferior colabora, entonces, con el inconsciente a través de los mensajes que envía. Los científicos no dudan de que el centro de nuestro inconsciente se encuentra en nuestro vientre. ¡Tal vez haremos psicoanálisis gástrico en el futuro!
Observar el vientre para curar la cabeza
La enfermedad de Parkinson es una enfermedad que afecta no solamente al cerebro. Los enfermos tienen también trastornos digestivos. Médicos franceses se han dado cuenta que los primeros síntomas de la enfermedad aparecen en el vientre años antes que la enfermedad. Las neuronas del intestino empiezan a degenerarse. Este descubrimiento permitirá diagnosticar de manera muy precoz esta enfermedad y así empezar a tratarla antes con mayor eficacidad.
Cuando las neuronas del vientre enferman, las neuronas del cerebro superior también. Los médicos están tratando de descubrir si esto se aplica también a otras enfermedades.
La medicina china lo ha descubierto también
Hasta ahora, la acupuntura no se enfocaba en el vientre. El profesor Boo del hospital de Cantón en China ha descubierto que la zona del ombligo esconde secretos que se dedicó a estudiar. Los resultados de estos últimos años revelan que el vientre está relacionado con nuestras emociones y estrechamente relacionado con el cerebro superior.
Ahora el profesor puede curar enfermedades como por ejemplo la depresión, Parkinson o Alzheimer gracias a la acupuntura en la zona abdominal. Imágenes de resonancia magnética muestran que la acupuntura abdominal puede mejorar las funciones cognitivas y las emociones.
Las bacterias, otro factor importante de nuestro vientre
A pesar de tener millones de neuronas, el intestino abriga también una impresionante fauna bacteriana. Existen más bacterias en nuestro sistema digestivo que estrellas en nuestra galaxia. Estas bacterias, que pesan en total de uno a dos Kilos, crean un ecosistema en nuestro cuerpo. Estas bacterias participan del proceso de digestión y nos aroban hasta un 30% de nuestra energía. Científicos han estudiado el ADN de esas bacterias y han descubierto algo sorprendente. La humanidad, en cuanto a grupos de sangre, está dividida en 3 grupos de bacterias. Estos grupos no están relacionados con la geografía, las etnias, el género o la edad. Estos grupos podrían explicar la predisposición a ciertas enfermedades.
Ensayos realizados en ratones han demostrado que las bacterias en nuestro sistema digestivo influyen en nuestro comportamiento. Esa influencia se efectúa a través de nuestro cerebro inferior y puede cambiar quiénes somos y cómo somos. Los resultados de otros ensayos realizados en humanos con bacterias de tipo pro bióticos, fueron sorprendentes. Se podría reducir el estrés gracias a la ingestión de unas determinadas bacterias. Se ha probado que se podría cambiar el cerebro gracias a bacterias en el vientre.
¿Este segundo cerebro podría explicar la superdotación intelectual?
Los neurólogos que han estudiado el cerebro de la persona con superdotación intelectual no han encontrado verdaderas diferencias anatómicas entre un cerebro superdotado y un cerebro “normal”. Se sabe que el cerebro superdotado funciona de manera diferente a un cerebro “normal” pero esas diferencias no son anatómicas. A menos en el cerebro superior. ¿Podría ser que estas diferencias procedan, en realidad, del cerebro del vientre?
Por ahora no hay estudios al respecto. Es una posibilidad que sería interesante probar. Los superdotados intelectuales tienen las emociones más fuertes y, justamente, el cerebro inferior es el centro de esas emocione. El descubrimiento de un segundo cerebro en el vientre y los estudios al respecto son recientes. Demos un poco de tiempo a la ciencia para contestar a esa pregunta…